El ajo es un bulbo perenne de sabor intenso que ya se utilizaba con fines medicinales en la antigüedad. Pertenece a la familia de las liláceas y es pariente de la cebolla y el puerro.
Además de sus usos en la gastronomía, el ajo posee propiedades curativas y preventivas. Entre sus componentes más destacados encontramos minerales como por ejemplo: potasio, yodo, zinc, fósforo y magnesio y vitaminas B1, B3, B6, C y E. La aliina es el compuesto que le da su sabor y aroma punzante y tan característico.
Los ajos contienen más proteínas e hidratos de carbono que la mayoría de las verduras y hortalizas de consumo habitual, algo que los convierte en una importante fuente de energía y de esta manera pasa a integrar la lista de los alimentos llamados “superalimentos”.
Una investigación realizada en la Universidad de Carolina del Norte, determinó que el ajo contiene propiedades que podrían reducir hasta en un 50% el riesgo de padecer de cáncer de estómago.
Entre los múltiples beneficios de los ajos podemos contar:
- Combate los hongos
- Beneficia el aparato respiratorio y alivia congestiones
- Estimula el apetito y mejora la digestión
- Evita el envejecimiento de las arterias
- Evita la obstrucción de las arterias
- Beneficia al sistema inmunológico
- Protege el corazón
- Reduce los triglicéridos evitando de esta manera el desarrollo de la arteriosclerosis
- Reduce la presión arterial
- Posee propiedades antiinflamatorias
- Actúa como antibiótico
- Beneficia al sistema nervioso
- Combate células cancerígenas
- Actúa como anticoagulante
- Favorece la circulación de la sangre
¿Sabías que comer 1 o 2 dientes de ajo crudos al día durante un mes disminuye el colesterol malo y aumenta el bueno?
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